El suegro reclamó ante las autoridades comunitarias la devolución de 300 mil pesos, el doble de lo que entregó por la boda de los menores de edad, después de que la adolescente regresó con sus padres porque la familia que la compró la golpeaba. En el caso ya intervienen el Ayuntamiento y la CNDH.
Chilpancingo, Guerrero, 23 de octubre (ElSur).- En Tlacoachistlahuaca, Guerrero, surgió otro conflicto por un matrimonio forzado, luego que un suegro demandó ante autoridades comunitarias 300 mil pesos por una adolescente de 15 años de edad, con su hijo de ocho meses, que regresó con su familia debido al maltrato que sufrió por esta unión.
Vía telefónica, la luchadora social na savi, Hermelinda Tiburcio Cayetano, explicó que los familiares de la menor de edad la buscaron porque entregaron 150 mil pesos y no podían reunir el resto del dinero.
Por medio de la asociación Kinal Antzetik pidieron por escrito la intervención del Gobierno municipal anterior, sin resultado. El 15 de octubre insistieron con la nueva administración porque, si bien la niña ya está con su familia, esperan que el problema se resuelva de fondo por temor a represalias, pues el suegro se encuentra muy enojado y no se ha presentado a los citatorios del Ayuntamiento.
Ahora que es del dominio público el caso de la niña Angélica en Cochoapa, por la violencia que sufrió en un matrimonio forzado, y surge este caso Tlacoachistlahuaca, Hermelinda Tiburcio indicó que ha recibido mensajes telefónicos de reclamo y chantaje de hombres, por denunciar estos hechos.
”A lo mejor no quieren perder el privilegio que han usado los varones. He dicho que siempre lo voy a decir, soy parte de la población na’savi, he visto 'la tradición' no de ahora. Si hay dinero, es venta de niñas”.
También le dijeron: “¿Y no tienes miedo que te maten? Pues vemos, porque a muchas mujeres han matado sin decir nada”.
Del mensaje de la Gobernadora Evelyn Salgado Pineda, de erradicar los matrimonios forzados en los usos y costumbres, pidió que no se quede en el discurso porque hay resistencias en el pueblo na’savi.
Aseguró que tienen conocimiento de la práctica autoridades comunitarias, la Policía Comunitaria, el síndico procurador, el comisario municipal y la Iglesia.
Añadió que las mujeres entregadas desde niñas a matrimonios forzados sufren toda la vida violencia económica, psicológica, sexual y física, “y lo ven con normalidad”.
Del nuevo caso, explicó que hace unos dos años, la niña fue entregada a una unión temprana en un acuerdo comunitario de los papás. Por el maltrato que padeció quería volver con su familia pero el suegro exigía el doble el dinero que entregó a la familia de novia, originalmente fueron 150 mil pesos.
"Siempre la han maltratado y regresó a su casa. El suegro pidió la intervención de la Policía Comunitaria que llegó al domicilio de la familia de ella, para detener a la mamá y a la hija. No precisó a qué organización de la Policía Comunitaria pertenece el grupo que intervino, porque operan dos en Tlacoachistlahuaca".
Aclaró que la mamá no se dejó. Reclamó a los comunitarios su intención de encarcelarlas después de que su hija fue golpeada. Pidió el apoyo de la sindicatura, mientras el suegro recurrió a otra instancia comunitaria, en San Pedro Cuitlapa, la cabecera ejidal.
HABRÁ APOYO PSICOLÓGICO PARA LA MENOR: AYUNTAMIENTO
Consultado por separado, el síndico de Tlacoachistlahuaca, Félix Guerrero Domínguez, informó que este lunes citaron a las partes a una reunión en el Ayuntamiento, pero sólo se presentó la familia de la víctima, con ella.
El martes, hubo otra reunión con personal de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), donde acordaron que la niña recibirá terapias por medio del DIF municipal, y van a apoyar el registro de su hijo una vez que decidan el nombre y apellidos.
Adelantó que volverán a enviar citatorios para la próxima semana, para escuchar a las partes.
Por otro lado, informó que van a reunir a todos los comisarios para insistir en que los matrimonios forzados no pueden continuar, Explicó que en el municipio hay población mestiza, amuzga y na’savi, en el último pueblo ha persistido la costumbre. No obstante, el mensaje será para todas las autoridades.
“De hecho, como parte de la costumbre de la comunidad, no lo ven mal, y resulta mal cuándo empiezan a tener problemas de separación”.